Creo que ahora conozco el sonido de las sirenas. Anoche antes de acostarme dejé un mate y agua caliente en la mesa. Normalmente no dejo comida ni bebida porque dicen que atrae espíritus. A la madrugada de esa noche en la que no dormí, el mate sobre la mesa y el agua aún caliente en el termo, escuché su canto viniendo desde afuera como si pululara por el patio. Le pedí que cantara más fuerte y me escuchó, haciendo vibrar las ventanas de la pieza. Quise asomarme y espiarla pero solo veía la fila de árboles grandes moviéndose con el viento y el sol empezando a tocar las hojas más altas. El sonido se movió al techo. Volví a acostarme y no la escuché más.